Las multitareas o la falsa idea de ser productivos
Empezamos un nuevo año y dicen que eso representa 365 nuevas oportunidades para hacer las cosas. Venimos de un 2020 que nos forzó a la pausa extendida en muchos aspectos y seguro tenemos muchos aprendizajes. En lo personal, uno de los principales aprendizajes fue reconocer que “antes de la pandemia” yo llevaba un tren de vida bastante agitado por no decir frenético, que muchas veces me hacía añorar tener justo una pausa para disfrutar más y tener menos prisa y así fue. Igual que millones de familias alrededor del mundo nos fuimos a casa para respetar el confinamiento, para guardar la distancia social y mi vida, la de mis hijos y esposo empezaron a suceder simultáneamente en un mismo espacio 24 x 7. De pronto, al paso de los meses (que nadie esperaba que así fuera), caí en la cuenta de que la prisa ya no sucedía como antes, pero de alguna manera me encontraba igual de ocupada y ese nivel de ocupación, lo identificaba al contrastar que estaba poco disponible para mis hijos (física y emocionalmente). ¿Cuál era la razón si las horas para el desempeño laboral suponían de alguna manera ser más? Pues yo me di cuenta de que al estar en casa, mi acceso a la tecnología me permitía dividir mi atención en distintas tareas, lo que al principio parecía atractivo y hasta productivo, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que en realidad, era lo opuesto. La facilidad para tener acceso en segundos a diferentes plataformas de comunicación, redes sociales, correos, mensajes de texto, llamadas y hasta imágenes, me dieron por mucho tiempo una falsa idea de que era mas productiva al conectarme y saltar de una cosa a la otra, pero lo cierto es que al hacerlo, sin estar consciente de ello, perdía mucho tiempo e iba dejando inconclusas una serie de ideas y tareas que más tarde, o se acumulaban, o perdían el sentido de ser o simplemente dejaba sin resolver. Lo anterior sumado a la distracción que me generaba ir “solo a revisar algo”, cuando en realidad yo estaba en la ejecución de una actividad completamente distinta y que interrumpía.
Yo estoy particularmente a favor de que siempre hay muchas maneras de alcanzar el mismo resultado y de que nuestra atención como personas puede dividirse en más de una cosa. Al ser mamá de cuatro, tengo claro que mi atención la divido todo el tiempo y aún así tengo la capacidad de enterarme de lo que pasa con cada uno de mis hijos, en lo individual y en conjunto. El tema con las actividades intelectuales puede ser muy parecido, pero sí creo que hay ciertos límites y lo más sano para nuestra concentración y productividad es saberlos identificar.
El cerebro humano tiene una gran capacidad para procesar información simultánea pero, dependiendo de la actividad, nos demanda diferentes niveles de concentración y por ello podemos tener buenos o no tan buenos resultados. Una consecuencia común de creer que somo #multitareas o multitasking es ir dejando cosas sin concluir o simplemente procrastinando otras tantas y al mismo tiempo creer que somos muy productivos.
Cuando identifiqué lo que estaba haciendo comencé con bastante dificultad a tratar de hacer listas con lo importante del día y con lo no tan importante y de ahí, habiendo priorizado, elegir qué hacer primero y qué después, tratando de aislar mi atención en una sola cosa o actividad hasta concluirla. También empecé a monitorear el tiempo que pasaba en pantalla cada semana y a poner el objetivo de reducirlo para dedicar tiempo a otras cosas.
Ahora, tampoco es el hilo negro, para ser efectivos la única opción es hacer las cosas y para hacer las cosas necesitamos tiempo y atención y reconocer que el resultado depende de la dedicación y de saber usar las herramientas tecnológicas con inteligencia.
Demostrado está que el uso de ciertas aplicaciones y redes sociales provocan descargas de dopamina en el cerebro humano (sin distinguir la edad), y que esa respuesta genera una sensación placentera en nosotros; sin embargo, el exceso genera cierto grado de adicción y si nos dejamos llevar la adicción nos va a impedir, eventualmente, disfrutar de lo que estamos viendo y consumiendo en medios digitales.
Aquí la propuesta es la fórmula infalible: tener y mantener balance y equilibrio al consumir y generar contenido digital, que idealmente sea de valor y útil; que la realidad de las redes sociales sea eso, la realidad de las redes y no la de nuestras vidas; que nuestras expectativas se mantengan con las personas que existen en nuestra vida y entorno y no hacia afuera; que nuestro tiempo sea dedicado a las personas y actividades que nos hacen felices y plenos; que nosotros seamos los usuarios de la inteligencia artificial y no al revés; que no vivamos dependiendo del estímulo que nos genera un “like”, un “me gusta” o cualquier otra interacción más de lo que nos emociona una palabra o un contacto humano.
Volvernos multitareas parece una exigencia normal, natural ante las circunstancias que estamos viviendo como humanidad, sin embargo; sin equilibrio en ello la factura puede ser muy cara. Que el trabajo hoy suceda en casa, no es sinónimo de trabajar sin descanso. Que las redes sociales nos entretengan, no es sinónimo de que sea nuestra única opción para divertirnos. Que la tecnología nos acerque, no significa que reemplaza la compañía entre personas. Que la red contenga millones de datos informativos no significa que nuestro criterio o una buena charla al respecto no deba existir.
Podemos atender varias cosas a la vez, es verdad; pero dividir las emociones y el interés de manera genuina y efectiva es otra cosa. No pasa nada si hacemos cosa por cosa, es mejor ir despacio en ciertos momentos, no renunciemos a la paz que nos dio la pausa. Abracemos el cambio y tomemos lo mejor. La multitarea puede distraer, agotarnos y hasta hacernos infelices. Calma, tenemos todo para crear, para compartir, para retar, para llegar mas lejos y a mas personas. Seamos el cambio en estas nuevas 365 oportunidades de hacerlo mejor.
Autor: Karla Lara, @karlamamadecuatro